[info]bicentenario de la creación de la bandera Argentina. Historia de la bandera (via wikipedia)
Publicado: Lun Feb 27, 2012 8:20 pm
La bandera de la Argentina es atribuida a Manuel
Belgrano, siendo discutido si su diseño era el mismo
que se oficializó después, y si su color original era
celeste o azul. Pese a que la mitología popular
argentina supone que Belgrano se inspiró en el cielo
celeste y las nubes blancas, diseñó una bandera con los
mismos colores, blanco y azul-celeste de la escarapela
ya oficializada.[1][2]
Banderas de Belgrano
Los colores
En las escuelas argentinas ha sido común el explicar
que Belgrano se inspiró en los colores del cielo para
los colores de la Bandera Argentina, sin embargo los
colores coinciden con varias populares advocaciones de
La Virgen cuyas vestes tradicionalmente son o han sido
albicelestes; en rigor ninguna de las teorías se
contradice ya que los colores del cielo representan al
manto de la Inmaculada Concepción de La Virgen cuyos
colores fueron elegidos por la dinastía borbónica para
su presea más importante entonces otorgada: la Orden
de Carlos III, de esta presea o condecoración surgió
luego durante las Invasiones Inglesas la escarapela y
penacho del Regimiento de Patricios.
Virgen María de Cotoca (la
capa azul-cleste está
actualmente cubierta por un
tul blanco.)
Virgen de Caacupé
Virgen de Luján
La bandera de Rosario
Manuel Belgrano.
El 27 de febrero de 1812 Belgrano inauguró la batería
de artillería llamada Independencia, a orillas del río
Paraná, próxima a la entonces pequeña población
conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de
Rosario).[3] En solemne ceremonia realizada en la
Batería Libertad, Belgrano dispuso que fuera por
primera vez enarbolada una bandera de su creación. La
tradición señala que esa primera bandera izada por
Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario:
María Catalina Echevarría de Vidal, y quien tuvo el
honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel,
también vecino de Rosario.
¡Soldados de la Patria! En este punto
hemos tenido la gloria de vestir la
escarapela nacional que ha designado
nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la
batería de la Independencia, nuestras
armas aumentaran las suyas; juremos
vencer a nuestros enemigos interiores y
exteriores, y la América del Sur será el
templo de la Independencia y de la
Libertad. En fe de que así lo juráis,
decid conmigo ¡Viva la Patria!
Señor capitán y tropa destinada por la
primera vez á la batería Independencia;
id, posesionaos de ella, y cumplid el
juramento que acabáis de hacer.
De esas acciones ofició al gobierno:
Excmo. Señor,
En este momento, que son las seis y
media de la tarde, se ha salva en la
batería de la Independencia, y queda
con la dotación competente para los
tres cañones que se han colocado, las
municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar las tropas
y á estos habitantes, que se formen
todas aquellas, y las hablé en los
términos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar bandera, y no
teniéndola, la mandé hacer blanca y
celeste, conforme á los colores de la
escarapela nacional: espero que sea de
la aprobación de Vuestra Excelencia.
Rosario, 27 de febrero de 1812. Excmo.
Señor,
Manuel Belgrano.
Excmo. gobierno superior de las
Provincias del Rio de la Plata.
El hecho de que Belgrano escribiera blanca y celeste y
no celeste y blanca', es considerado por algunos
autores para afirmar que esa bandera tenía dos franjas
horizontales, una blanca arriba y otra celeste abajo; y
por otros como blanca, celeste y blanca.
Juramento de Jujuy
El mismo 27 de febrero, el Primer Triunvirato ordenó a
Belgrano hacerse cargo del Ejército del Norte,
desmoralizado después de la derrota en la Batalla de
Guaqui a manos del general José Manuel de Goyeneche,
leal al Consejo de Regencia de España e Indias.
El Triunvirato, el 3 de marzo de 1812, prohibió al
general Belgrano utilizar la bandera de su creación, por
razones de política internacional basadas en la máscara
de Fernando VII, ordenando que la ocultara
disimuladamente y que la reemplazara por la usada en
la Fortaleza de Buenos Aires, la rojigualda, que se le
envió.
Se ha impuesto esta superioridad por el
oficio de Vuestra Señoría de 27 del
pasado, de haber quedado expedita la
batería que nombra de la Independencia
y de lo demás que ha practicado, con el
objeto de entusiasmar la tropa de su
mando. Así la situación presente, como
el orden y consecuencia de principios á
que estamos ligados, exige por nuestra
parte, en materias de la primera
entidad del Estado, que nos conduzcamos
con la mayor circunspección y medida;
por eso es que las demostraciones con
que Vuestra Señoría inflamó á la tropa
de su mando, esto es, enarbolando la
bandera blanca y celeste, como indicante
de que debe ser nuestra divisa sucesiva,
las cree este gobierno de una influencia
capaz de destruir los fundamentos con
que se justifican nuestras operaciones y
protestas que hemos sancionado con
tanta repetición, y que en nuestras
comunicaciones exteriores constituyen las
principales máximas políticas que hemos
adoptado. Con presencia de esto y de
todo lo demás que se tiene presente en
este grave asunto, ha dispuesto este
gobierno que sujetando Vuestra Señoría
sus conceptos á las miras que reglan
las determinaciones con que él se
conduce, haga pasar como un rasgo de
entusiasmo el suceso de la bandera
blanca y celeste enarbolada, ocultándola
disimuladamente y subrogándola con la
que se le envia, que es la que hasta
ahora se usa en esta fortaleza, y que
hace el centro del Estado; procurando
en adelante no prevenir las
deliberaciones del gobierno en materia
de tanta importancia y en cualquiera
otra que, una vez ejecutada, no deja
libertad para su aprobación, y cuando
menos, produce males inevitables,
difíciles de reparar con buen suceso.
Como Belgrano emprendió la marcha al norte de
inmediato para hacerse cargo del Ejército del Norte, no
tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera.
Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de
mayo de 1812 celebró el segundo aniversario de la
Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia
matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti
bendijo la bandera. Belgrano hizo jurar a las tropas la
bandera, que él llamó nacional:
Soldados, hijos dignos de la patria,
camaradas míos: (...) el 25 de mayo
será para siempre memorable en los
anales de nuestra historia, y vosotros
tendréis un motivo mas dé recordarlo,
cuando, en él por primera vez, veis la
bandera nacional en mis manos, que ya
os distingue de las demás naciones del
globo, sin embargo de los esfuerzos que
han hecho los enemigos de la sagrada
causa que defendemos, para echarnos
cadenas aun mas pesadas que las que
cargabais (...) no olvidéis jamas que
nuestra obra es de Dios, que él nos ha
concedido esta bandera, que nos manda
que la sostengamos, y que no hay una
sola cosa que no nos empeñe á
mantenerla con el honor y decoro que
le corresponde. Nuestros padres,
nuestros hermanos, nuestros hijos,
nuestros conciudadanos, todos, todos,
fijan en vosotros la vista y deciden que
á vosotros es á quienes corresponderá
todo su reconocimiento, si continuáis en
el camino de la gloria que os habéis
abierto. Jurad conmigo ejecutarlo así, y
en prueba de ello repetid: ¡Viva la
patria!
El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno sobre los
festejos del 25 de mayo:
Excmo. Señor,
He tenido la mayor satisfacción de ver
la alegría, contento y entusiasmo con
que se ha celebrado en esta ciudad el
aniversario de la libertad de la patria,
con todo el decoro y esplendor de que
ha sido capaz, así con los actos
religiosos de vísperas y misa solemne
con Te Deum, como la fiesta del alférez
mayor D. Pablo Mena, cooperando con
sus iluminaciones propias á su regocijo.
La tropa de mi mando no menos ha
demostrado el patriotismo que la
caracteriza: asistió al rayar el día á
conducir la bandera nacional, desde mi
posada, que llevaba el barón de
Holemberg, para enarbolar en los
balcones del ayuntamiento, y se anunció
al pueblo con quince cañonazos.
Concluida la misa, la mandé llevar á la
iglesia, y tomada por mí la presenté al
D. Juan Ignacio Gorriti, que salió
revestido á bendecirla, permaneciendo el
presidente, el cabildo y todo el pueblo
en la mayor devoción en este santo
acto.
Verificada que fue, la volví á manos del
baron para que se colocase otra vez
donde estaba, y al salir de la iglesia se
repitió otra de igual número de tiros
con grandes vivas y aclamaciones.
Por la tarde se formó la tropa en la
plaza, y fui en persona á las casas del
ayuntamiento, donde este me esperaba
con su teniente gobernador: saqué por
mí mismo la bandera y la conduje
acompañado del expresado cuerpo, y
habiendo mandádose hacer el cuadro
doble, hablé á las tropas, según
manifiesta el n° 1, las cuales juraron
con todo entusiasmo, al son de la
música y última salva de artillería,
sostenerla hasta morir.
En seguida, formados en columna, me
acompañaron á depositar la bandera en
mi casa, que yo mismo llevaba en
medio de Aclamaciones y vivas del
pueblo, que se complació de la señal
que ya nos distingue de las demás
naciones, no confundiéndonos igualmente
con los que á pretexto de Fernando VII
tratan de privar á la América de sus
derechos, y usan las mismas señales
que los Españoles subyugados por
Napoleón.
Á la puerta de mi posada hizo alto la
columna, formó en batalla, y pasando
yo por sobre las filas la bandera, puedo
asegurar á Vuestra Excelencia que vi,
observé el fuego patriótico de la tropas,
y también oí en medio de un acto tan
serio murmurar entre dientes: "Nuestra
sangre derramaremos por esta bandera
(...)"
No es dable á mi pluma pintar el
decoro y respeto de estos actos, el gozo
del pueblo, la alegría del soldado, ni
los efectos que palpablemente he notado
en todas las clases del Estado, testigo
de ellos: solo puedo decir que la patria
tiene hijos que sin duda sostendrán por
todos medios y modos su causa, y que
primero perecerán que ver usurpados
sus derechos.
(...) Dios guarde á Vuestra Excelencia
muchos años.
Jujui, 29 de mayo de 1812.
Manuel Belgrano.
Excmo. superior gobierno de las
Provincias Unidas del Rio de la Plata.
El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de
junio:
Cuando en 3 de marzo último se hallaba
Vuestra Señoría en la batería del
Rosario, se le dijo lo que sigue: [repite
la comunicación del 3 de marzo de 1812]
Comparando, pues, este gobierno el
contenido de este oficio con el de
Vuestra Señoría de 29 de mayo próximo
pasado y la copia número 1 adjunta, le
ha herido una sensación, que solo pudo
suspender el precedente concepto de sus
talentos y probidad. Los impulsos
grandes que de cualquier punto de una
esfera se arrojen hacia su centro, ¿qué
más pueden hacerle que oscilarla y
excentrificarla? Tales, pues, son los
efectos de los procedimientos de Vuestra
Señoría en parte. Los que constituyen
esta superioridad, que hace el centro ó
punto en que gravitan los grandes
negocios que el sistema de las
relaciones que han de formar ó
aproximar á la dignidad de un Estado á
unos pueblos informes y derramados á
distancias extraordinarias, pero que con
sobrada justicia y oportunidad se han
avanzado y esfuerzan en constituirlo, no
pueden contenerse sino en el punto de
un celo enérgico pero prudente. Á
Vuestra Señoría le sobra penetración
para llegar con ella al cabo de la
trascendencia de tal proceder: el
gobierno, pues, consecuente á la
confianza que ha depositado en Vuestra
Señoría, deja á Vuestra Señoría mismo
la reparación de tamaño desorden; pero
debe igualmente prevenirle que esta
será la última vez que sacrificará hasta
tan alto punto los respetos de su
autoridad, y los intereses de la nación
que preside y forma, los que jamas
podrán estar en oposición á la
uniformidad y orden. Vuestra Señoría á
vuelta de correo dará cuenta exacta de
lo que haya hecho en cumplimiento de
esta superior resolución. Dios guarde á
Vuestra Señoría muchos años.
Buenos Aires, 27 de junio de 1812. Al
general en jefe Manuel Belgrano.
Belgrano contestó el 18 de julio excusándose en no
haber conocido la orden de desechar la bandera:
Debo hablar á Vuestra Excelencia con la
ingenuidad propia de mi carácter, y
decirle, con todo respeto, que me ha
sido sensible la reprensión que me da
en su oficio de 27 del pasado, y el
asomo que hace de poner en ejecución
su autoridad contra mí, si no cumplo
con lo que se manda relativo á la
bandera nacional, acusándome de haber
faltado á la prevención del 3 de marzo,
por otro tanto que hice en el Rosario.
Para hacer ver mi inocencia, nada tengo
que traer mas á la consideración de
Vuestra Excelencia, que en 3 de marzo
referido no me hallaba en el Rosario;
pues, conforme á sus órdenes del 27 de
febrero, me puse en marcha el 1° ó 2
del insinuado marzo, y nunca llegó á
mis manos la contestación de Vuestra
Excelencia que ahora recibo inserta;
pues á haberla tenido, no habría sido
yo el que hubiese vuelto á enarbolar
tal bandera, como interesado siempre en
dar ejemplo de respeto y obediencia á
Vuestra Excelencia, conociendo que de
otro modo no existiría el orden, y toda
nuestra causa iría por tierra.
Vuestra Excelencia mismo sabe que sin
embargo de que había en el ejército de
la patria cuerpos que llevaban la
escarapela celeste y blanca, jamas la
permití en el que se me puso á
mandar, hasta que viendo las
consecuencias de una diversidad tan
grande, exigí de Vuestra Excelencia la
declaración respectiva.
En seguida se circuló la orden, llegó á
mis manos; la batería se iba á
guarnecer, no había bandera, y juzgué
que sería la blanca y celeste la que
nos distinguiría como la escarapela, y
esto, con mi deseo de que estas
provincias se cuenten como una de las
naciones del globo, me estimuló á
ponerla.
Vengo á estos puntos, ignoro, como he
dicho, aquella determinación, los
encuentro fríos, indiferentes y tal vez
enemigos; tengo la ocasión del 25 de
mayo; y dispongo la bandera para
acalorarlos y entusiasmarlos, ¿y habré
por esto cometido un delito? Lo sería,
Excmo. Señor, si, á pesar de aquella
orden, yo, hubiese querido hacer frente
á las disposiciones de Vuestra
Excelencia; no así estando enteramente
ignorante de ella; la que se remitiría al
comandante del Rosario, y obedecería,
como yo lo hubiera hecho si la hubiese
recibido.
La bandera la he recogido, y la desharé
para que no haya ni memoria de ella, y
se harán las banderas del regimiento n°
6 sin necesidad de que aquella se note
por persona alguna; pues si acaso me
preguntaren por еllа, responderé
que se reserva para el día de una gran
victoria por el ejército, y como esta
está lejos, todos la habrán olvidado, y
se ostentarán con lo que se les
presente.
(...)
Jujui, 18 de julio de 1812.
Excmo. Señor, Manuel Belgrano.
Excmo. gobierno de las Provincias del
Rio de la Plata.
En esta comunicación Belgrano volvió a decir que la
bandera era blanca y celeste. El triunfo lo obtuvo él
mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de
Tucumán.
Juramento del río Pasaje
En enero de 1813 Belgrano volvió a confeccionar otra
bandera, lo cual fue tolerado por la Asamblea del Año
XIII al iniciar sus deliberaciones el 31 de enero de 1813,
debido probablemente a que sería usada como bandera
del Ejército del Norte, y no del Estado. En El Redactor
cuando se comenta la sesión del 4 de marzo de 1813 se
felicita a la Asamblea por: ver exaltado el pabellón de
la patria en el primer período de su feliz instalación.
[4]
El día 13 de febrero de 1813, después de cruzar el río
Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el
Ejército del Norte prestó juramento de obediencia a la
soberanía de la Asamblea del Año XIII y fue Eustoquio
Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de
conducir la bandera celeste y blanca reconocida por la
Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la misma al
general Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz
Vélez y el resto del ejército.
Cumpliendo con lo que Vuestra
Excelencia me ordena con fecha 1° del
corriente, procedí este día a prestar el
reconocimiento y competente juramento
de obediencia a la soberana
representanción de la Asamblea Nacional
bajo la solemnidad respetuosa de las
armas a mi mando, y según la fórmula
que V.E. me prescribe. El acto creo
haber sido uno de los más solemnes
que se han celebrado en toda la época
de nuestra feliz revolución. La bandera
del Ejército fué conducida por el Mayor
General D. Eustoquio Díaz Vélez, a quien
llevábamos en medio el Coronel Don
Martín Rodríguez y yo escoltados de
una compañía de granaderos que
marchaba al són de música. Formando el
Ejército en cuadro, se situó en medio
dicho Mayor General con la bandera,
proclamé al ejército, anunciándole la
nueva que motivaba aquel acto, e hice
leer en voz alta el oficio circular de
V.E. e impreso adjunto. Inmediatamente
presté, por mi parte, el juramento a
presencia de las tropas, y bajo la
fórmula prescripta, ante el Mayor
General, quien lo ejecutó del mismo
modo ante mí. Continuaron después los
coroneles y comandantes del ejército y,
concluido el juramento de éstos,
interrogué bajo la misma fórmula a
todos los individuos que formaban el
cuadro, quienes con sus expresiones y la
alegría de sus semblantes, manifestaban
la sinceridad de sus promesas y el
júbilo que había causado en todos, el
logro de sus justos deseos. Colocando
después, el Mayor General, su espada en
cruz con la asta bandera, todas las
tropas en desfilada, la fueron besando
de uno en uno, y finalizado éste acto,
volvió el mismo Mayor General con la
bandera hasta el lugar de mi
alojamiento a la cabeza de todos los
cuerpos, que le seguían a són de
música. Yo no puedo manifestar a V.E.
cuanto ha sido el regocijo de las tropas
y demás individuos que siguen a éste
ejército: una recíproca felicitación de
todos por considerarse ya revestidos con
el carácter de hombres libres, y las
más ardientes y reiteradas protestas de
morir antes de volver a ser esclavos,
han sido las expresiones comunes con
que han celebrado tan feliz nueva y que
deben afianzar las esperanzas de
cimentar, muy en breve, el gran edificio
de nuestra libertad civil.[5]
El hecho fue narrado por el coronel Lorenzo Lugones en
sus Recuerdos históricos:[6]
Llegamos al río del Pasaje, punto de
reunión general para el ejército, y aquí
se recuerda un acto solemne, digno de
la historia. Habiendo el ejército formado
en parada conforme á la orden general,
se presentó en el cuadro, Belgrano con
una bandera blanca y celeste en la
mano que la colocó con mucha
circunpección y reverencia en un altar
situado en medio del cuadro, proclamó
enérgica y alusivamente y concluyó
diciendo; "Este será el color de la
nueva divisa con que marcharán á la lid
los nuevos campeones de la Patria" (...)
El ejército ratificó su juramento besando
una cruz que formaba la espada de
Belgrano, tendida horizontalmente sobre
el asta de la bandera: con este
ceremonial concluyó el acto y el
ejército quedó dispuesto para la primera
señal de partida.
A distancia de cien pasos del paso del
río, sobre la ribera que gira al oeste, á
la altura de un notable barranco, había
un árbol que por su magnitud se
distinguía sobre todos los de sus
cercanías; limpiando una parte de su
corteza, hacia media altura de un
hombre, en medio de un círculo de
palma y laurel, dibujado en el tronco
del árbol se grabó una inscripción que
decía; Río del Juramento, y más abajo
la siguiente estrofa:
Triunfaréis de los tiranos
Y á la patria daréis gloria
Si, fieles americanos
Juráis obtener victoria.
El 20 de febrero de 1813 se libró la Batalla de Salta,
en la cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es
la primera batalla que fue presidida por la bandera
celeste y blanca, como bandera del Ejército del Norte.
Concluida la batalla de Salta la bandera fue colocada
en el balcón del Cabildo por Eustoquio Díaz Vélez y los
trofeos apoderados de los realistas ubicados en la Sala
Capitular.
Fue usada durante la Segunda expedición auxiliadora al
Alto Perú hasta la Batalla de Ayohuma el 13 de
noviembre de 1813.
Adopción de la bandera menor
Cuando retomó la jefatura del Ejército del Norte, en
San Miguel de Tucumán en ocasión del cuarto
aniversario de la Batalla de Tucumán, el 24 de
septiembre de 1816, Belgrano adoptó la bandera menor
aprobada por el Congreso y se dirigió a las tropas
diciendo:
Soldados. Una nueva bandera del
ejército os presento, para que
reconociéndola sepáis que ella ha de
ser vuestra guía y punto de reunión. La
que acabo de depositar a los pies de
nuestra generala, María Santísima de
Mercedes, sirvió al mismo efecto
mientras tuve el honor de mandaros. No
la perdáis de vista en ningún caso, sea
próspero o adverso, pues donde ella
estuviere allí me tendréis. Jurad no
abandonarla, jurad sostenerla para
arrollar a nuestros enemigos y entrar
triunfantes, rompiendo las cadenas que
cargan sobre nuestros pueblos hermanos.
La América y la Europa os miran.; sea
el orden, la subordinación y disciplina
que observáis y al fin admiren vuestros
trabajos, vuestra constancia y vuestro
heroísmo, como lo desea vuestro
general.[7]
Lo cual confirmaría que su diseño inicial era diferente.
El cuadro de Belgrano en la Batalla de Salta pintado
en Londres por Francois Casimir Carbonier en 1815
muestra una bandera de dos franjas, blanco superior y
celeste inferior.[8]
Las banderas de Macha
Bandera de Macha
conservada en el Museo
Casa de la Libertad de
Sucre, Bolivia.
Bandera de Macha
conservada en el Museo
Histórico Nacional de Buenos
Aires, Argentina.
Ejemplos del posible diseño original de la bandera
argentina son las dos encontradas en 1885 en la capilla
del paraje de Titiri, dependiente de la parroquia de la
localidad boliviana de Macha y a 11 kilómetros en línea
recta del campo de batalla de Ayohuma. Tales banderas
habrían sido usadas por las tropas patriotas
directamente comandadas por Belgrano en 1813. Una de
ellas tiene la franja central de color azul-celeste y las
otras dos franjas blancas; la otra es prácticamente el
mismo diseño que se oficializó como bandera menor en
1816.
Las banderas estaban escondidas detrás de dos cuadros
de Santa Teresa, donde debieron dejarse posiblemente
luego de la derrota patriota de Ayohuma, ocurrida el 14
de noviembre de 1813. El escritor Adolfo Mario Golman
en su libro Enigmas sobre las primeras banderas
argentinas supone que Belgrano en su escape del campo
de batalla entregó las banderas al párroco Juan de
Dios Aranívar, quien se dirigió a Titiri y las escondió.
Golman halló en una biblioteca de Sucre un manuscrito
de un cronista de Potosí que describe dos banderas
utilizadas por el ejército de Belgrano entre junio y
octubre de 1813, una con una franja blanca superior y
otra celeste inferior (como la del Ejército de los Andes)
y otra como la actual bandera argentina.[9]
Fueron encontradas por el padre Martín Castro, párroco
de Macha, mientras limpiaba el templo y sus imágenes,
2 años después, el 16 de octubre de 1883 fueron
halladas por su sucesor el padre Primo Arrieta al
tomar posesión de la capilla y trasladadas a Sucre. En
un acta labrada al respecto en Colquechaca el 10 de
septiembre de 1885, Arrieta declaró:[10]
Habiendo tomado posesión el día 16 de
octubre de 1883 de la Capilla de Titiri,
encontré las dos banderas argentinas
arrolladas y sirviendo de especie de
marco de dos cuadros de Santa Teresa,
y deseando quitar estos adornos sucios,
los desenvolví y encontré huellas de
sangre, lo que me dio idea del mérito
de las banderas y las clavé a la pared
cubriéndolas con los dos cuadros dichos.
Creo ahora que no pueden ser otras que
las traídas por el general Belgrano y
perdidas en Ayoma, porque el cuidado y
su conservación revela que una mano
amiga las guardó, conociendo su
importancia moral, en un lugar retirado
de la parroquia, como es Titiri, no en
el templo principal de donde las
habrían arrancado los realistas que
vivían y recorrían el país (...) Concluyo
pidiendo el honor de esta conservación
en la capilla de Titiri, porque el señor
cura de entonces, que me consta que
fue muy amigo del general Belgrano y
cuyo nombre integro lo daré en breve,
pues en este momento no lo recuerdo
(...) que desapareció de esta parroquia
sin sentar las diligencias precisas en los
libros parroquiales, cosa indispensable
para una entrega pacifica de la
parroquia, lo que indica que su
patriotismo lo condenó a la proscripción,
dejo las reliquias encontradas,
constantes de dos banderas argentinas y
dos que llevan los colores rojo y azul,
con encargo de no tocarlas, pues de
otro modo su sucesor las habría sacado
de la Capilla de Titiri y Pampuri.
En otra declaración de Arrieta en Potosí en noviembre
de 1892 declaró que consultó a dos capilleros indígenas
muy ancianos en Charawitu, quienes le contaron que
oyeron en su infancia sobre que el cura de Macha, Juan
de Dios Aranívar, intervino en la Batalla de Ayohuma,
debiendo refugiarse entre los indígenas. Refirieron
también que Belgrano se hospedó en la casa parroquial
de Macha. Desde el día de la batalla Aranívar
desapareció de los registros parroquiales. Contradiciendo
su primera declaración, había dicho que junto a las
banderas halló otras dos azules y rojas, declaró que
solo halló una bandera argentina y otra azul y roja. La
declaración habría tenido el objeto de esconder una
bandera para no entregarla a la Argentina.[11]
Una de las banderas, la con la franja blanca al medio,
fue donada a la Argentina por el Gobierno de Bolivia
por medio de un acta diplomática en 1896, y es
conocida como Bandera de Ayohuma.[12] Se la exhibe en
el Museo Histórico Nacional con la identificación:
Bandera que llevó el general Belgrano en la campaña
del Alto Perú en 1813. Entregada por el gobierno de
Bolivia. Es de seda, de 2,40 por 1,60 metros.
La otra bandera se conserva en el Museo Casa de la
Libertad en Sucre, donde se la llama Bandera de Sucre.
[13] Fue reclamada por la Argentina a fines del siglo
XIX, pero Bolivia consideró que podría haber
pertenecido a algún cuerpo auxiliar altoperuano.[14]
Algunos autores creen que las dos banderas de Macha
son realmente las banderas enarboladas por Belgrano
en Rosario (la celeste al medio) y Jujuy (la blanca al
medio). Sin embargo, en su oficio del 18 de junio de
1812 Belgrano dijo desde Jujuy que no habría sido yo
el que hubiese vuelto á enarbolar tal bandera, dando a
entender que se trataba de la misma izada en Rosario.
Gallardetes
Gallardete donado por
Belgrano al Cabildo de Jujuy
Bandera del Ejército de los
Andes (réplica, original: 1817)
Gallardete empleado por
Belgrano
La bandera bicolor de franjas verticales, que se dice
usada por Belgrano, no fue una bandera, sino un
gallardete utilizado por el Ejército del Norte.
Luego del triunfo de Salta, Belgrano el 25 de mayo de
1813 entregó la bandera del ejército al Cabildo de
Jujuy. Al día siguiente donó al pueblo de Jujuy un
gallardete blanco con el sello de la Asamblea en
agradecimiento por el éxodo jujeño. Esto ha provocado
un equívoco, ya que se supuso que tal gallardete se
trataba de la primera bandera nacional argentina. En la
actualidad el diseño de dicho gallardete es el de la
bandera de Jujuy.
Por su parte, a fines de 1816 José de San Martín hizo
confeccionar para el Ejército de los Andes, que estaba
por iniciar su campaña emancipadora, la llamada
bandera de los Andes, gallardete cuyo diseño es el que
adoptó la Provincia de Mendoza para su bandera.
Abandono de la rojigualda
Bandera utilizada en la
sede del gobierno hasta
el 17 de abril de 1815.
La rojigualda era la bandera que ondeaba en la sede
de gobierno del virreinato (el Fuerte de Buenos Aires)
desde la aplicación de las Ordenanzas Generales de la
Armada Naval del 8 de marzo de 1793:
Las Banderas de mis baxeles de guerra,
como las de mis Plazas Marítimas, sus
Castillos y otros qualesquiera de
las Costas, será de tres listas, la de
en medio amarilla ocupando una mitad,
y la alta y baxa encarnadas iguales,
esto es, del quarto de la anchura, con
mis Armas Reales de solo los Escudos
de Castilla y León con la Corona
Imperial en la lista de en medio.
Esta bandera fue adoptada por el rey Carlos III, por
Real Decreto de 28 de mayo de 1785, para uso de los
buques de guerra.[15] Aunque el Fuerte de Buenos Aires
no dependía de la Armada Naval, sino que del Ejército,
ese otros qualesquiera de las Costas lo incluía. El
Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
luego del 25 de mayo de 1810, continuó usando
oficialmente la bandera rojigualda.
Cuando el gobierno ofició a Belgrano el 3 de marzo de
1812, le envió una rojigualda para uso del ejército,
diciéndole que es la que hasta ahora se usa en esta
fortaleza.
El enviado portugués, teniente coronel Juan Rademaker,
informó a Lord Strangford el 10 de junio de 1812 que
vio en el teatro de Buenos Aires:[16]
(...) a nova bandera nacional, que he
azulceleste y blanca.
El 23 de agosto de 1812, para festejar la derrota de
Álzaga, un grupo de patriotas izó una bandera celeste y
blanca en la iglesia de San Nicolás de Bari en Buenos
Aires, desconociéndose su composición, aunque algunos
la suponen blanca en el medio.
En sus Memorias Curiosas Juan Manuel Beruti dice que
el 5 de octubre de 1812:
(...) y al ponerse el sol que se arrió la
bandera del Fuerte, contestando a éste
los barcos de guerra, habiendo tenido el
pueblo el gusto de ver que en la misma
asta de bandera se puso por el
gobierno en la parte superior un
gallardete de color celeste y blanco,
divisa de la patria, que dominaba la
bandera española y amarillo y
encarnado que estaba debajo, de la
nuestra (...)
Para el 25 de mayo de 1813 dice: que este día no se
puso bandera española en el Fuerte.
Pedro José Agrelo refiere en su autobiografía que la
Asamblea de 1813:[17]
Se mandó quitar de todas partes la
bandera española y se sustituyó, de
hecho, el nuevo escudo y bandera
azulceleste y blanco, que se sancionara
después de derecho para la República
cuando se declaró la independencia.
El 16 de octubre de 1813 el gobernador de Montevideo,
Gaspar de Vigodet, informó a España:[18]
Nos enteramos que los rebeldes de
Buenos Aires han enarbolado un
pabellón con dos listas azulceleste a las
orillas y una blanca en medio.
Desde el 17 de abril de 1815 la bandera celeste y
blanca de tres franjas remplazó a la rojigualda en el
Fuerte de Buenos Aires (sede del gobierno).
Este nuevo día amaneció (...) puesta en
el asta de la Fortaleza, la Bandera de
la Patria, celeste y blanca, primera vez
que en ella se puso, pues hasta
entonces no se ponía otra sino la
española cuya bandera la hizo poner el
Comandante de la Fortaleza, que el día
antes fue nombrado para su cuidado y
defensa, el Coronel Luis Beruti, con lo
cual entusiasmó sobremanera el pueblo
en su defensa, y desde este día ya no
se pone otra sino la de la Patria.
Memorias Curiosas de Juan Manuel Beruti
José Gervasio Artigas expresó en su oficio al
gobernador de Corrientes, José de Silva, del 4 de
febrero de 1815 sobre la bandera que había adoptado
el 30 de enero para la Liga Federal:[19]
Buenos Aires sigue engañando al mundo
entero con su falsa política. Disimulan
la bandera azul y blanca y sigue
flameando el pabellón español . Yo
he ordenado en todos los pueblos libres
que se levante una bandera igual a la
de mi cuartel general: blanca en medio,
azul en los extremos y en medio de
estos unos listones colorados, signo de
distinción de nuestra grandeza, de
nuestra decisión por la República y de
la sangre derramada para sostener
nuestra libertad e independencia.
Banderas de Tucumán
En la iglesia del Convento de San Francisco de San
Miguel de Tucumán se conservan al lado del altar
mayor las reliquias de dos banderas de seda, que la
tradición popular atribuye erróneamente a Belgrano. En
1942 las dos banderas fueron vistas por dos
historiadores, describiéndolas como: de tres franjas,
blanca la del centro y celestes la de los extremos, a
lo largo[20] Y: es de tafetán muy delgado, los colores
celeste y blanco está ya bastante borrados, presentando
un tono amarillento, leyéndose la siguiente inscripción:
“A la Escuela de San Francisco – 1814 – Donó don
Bernabé Aráoz. Gobernador”.[21]
Un acta del 7 de septiembre de 1813 menciona que:[22]
En la escuela se ha puesto una bandera
de tafetán celeste y blanco con sus
borlas de lo mismo y dos cintas de más
de cuatro dedos de ancho, una blanca y
otra celeste que penden de la lanza,
ésta es de lata con su asta de dos
varas y tres cuartas, que la costeó el
gobierno para los pasos de los jueves
por la plaza y otras actividades que se
hagan por orden del Gobierno.
Banderas oficiales
Bandera menor
El 26 de enero de 1814 se estableció que la banda del
director supremo fuera blanca en el centro y azul en
los costados.[23]
En las instrucciones impartidas a los corsarios: Tomás
Taylor (20 de julio de 1815);[24]Jorge P. de Sontag (22
de mayo de 1815);[25]Guillermo Brown (2 de septiembre
de 1815);[26]Andrés Barrios (21 de septiembre de 1815);
[27] e Hipólito Bouchard (22 de septiembre de 1815)[28]
se dispuso:
Si se trabare algún combate se
tremolará al tiempo de él el pabellón
de las Provincias Unidas a saber: blanco
en el de su centro y celeste en los
extremos al largo.
Once días después de proclamar la independencia
argentina, el 20 de julio de 1816[29] el Congreso
General Constituyente estableció por ley una bandera
menor como símbolo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata, a propuesta de los diputados Esteban
Agustín Garzón y Juan José Paso.
Después de leídos muchos pliegos y
contestaciones á otros ántes recibidos,
se traxo á la vista el proyecto de
decreto sobre la bandera menor
presentado por el secretario Serrano,
encargado de su formación, que fue
aprobada, y su tenor como sigue.
DECRETO
Elevadas las Provincias Unidas en Sud-
América al rango de una Nación,
después de la declaratoria solemne de
su independencia, será su peculiar
distintivo la bandera celeste y blanca
que se ha usado hasta el presente, y se
usará en lo sucesivo exclusivamente en
los exércitos, buques y fortalezas, en
clase de bandera menor, ínterin,
decrétada al término de las presentes
discusiones la formá de gobierno más
conveniente al territorio, se fixen
conforme á ella los geroglíficos de la
bandera nacional mayor. Comuníquese a
quienes corresponda para su publicación.
Francisco Narciso de Laprida, diputado
presidente. Juán José Paso, diputado
Secretario
Decreto del Congreso de Tucumán,
20 de julio de 1816
La bandera menor aprobada estaba dividida en tres
fajas horizontales de igual tamaño, de color celeste la
superior e inferior y color blanco la central.
Sol incaico y bandera mayor
Sol de mayo en la
primera moneda del Río
de la Plata.
Como respuesta a un pedido de aclaratoria sobre el uso
de la bandera realizado por el director supremo Juan
Martín de Pueyrredón el 9 de enero de 1818, el
Congreso aprobó el 25 de febrero el dictamen del
diputado Luis José Chorroarín, comisionado al efecto, de
incluir el sol incaico.[30]
El Señor Chorroarin comisionado para
abrir dictamen sobre las notas del P. E.
en orden á la diferencia de las
banderas nacionales, y a la divisa de
los Generales en campaña, expuso sobre
lo primero, que era de parecer que
sirviendo para toda bandera nacional los
dos colores blanco y azul en el modo y
forma hasta ahora acostumbrada fuese
distinctivo peculiar de la bandera de
guerra un Sol pintado en medio de ella:
cuyo proyecto, adoptado por la sala
después de algunas reflexiones, quedó
aprobado.
El 2do. proyecto fue: que todos los que
por ordenanza, decreto, ó estatuto deban
o puedan traher bandas, inclusos los
Grandes Oficiales de la Legión de Merito
de Chile, la usasen del modo ordinario,
y acostumbrado, y porque la banda que
sirve de divisa al Supremo Director del
Estado debe diferenciarse de las otras
de suerte que jamas se confunda con
ellas, y que sea bastante notable la
diferencia, serán peculiares y privativos
de ella los dos colores blanco y azul
que la distinguen en la forma que hasta
ahora se han usado, y en ella se
pondrá un sol bordado de oro en la
parte que cruza desde el hombro hasta
el costado de modo que caiga sobre el
pecho, y se haga bien visible. Este
proyecto, después de discutido
suficientemente, quedó aprobado.
Sesión del día 25 de febrero de 1818
Este sol aparece en el centro de la bandera. Es un sol
figurado con rostro humano, de color oro amarillo con
treinta y dos rayos: 16 flamígeros apuntando o
"girando" en sentido horario, y 16 rectos colocados
alternativamente, según diseño de la primera moneda
argentina, la moneda de oro de ocho escudos y la de
plata de ocho reales, establecidas por ley de la
Asamblea del 13 de abril de 1813.[31] Este diseño del
sol, llamado también Sol de Mayo, se debe al orfebre
peruano Juan de Dios Rivera (apodado "El Inca", ya que
era descendiente de una ñusta), quien adoptó el
símbolo del Inti o sol inca como emblemático de la
nación argentina.
Bandera argentina de
1818.[32]
Banderas de Rosas
Bandera oficial de la
Confederación Argentina
(1836-1852)
Otra versión rosista de
la bandera de la
Confederación Argentina
La ley del 25 de febrero de 1818 definió el color de la
bandera como blanco y azul en vez de blanco y
celeste, lo cual dio lugar al oscurecimiento del celeste,
aunque se aclaraba que era en el modo y forma hasta
ahora acostumbrada.
Durante la Guerra del Brasil se utilizó en la bandera
argentina el color azul heráldico, el azur, testimonio de
ello es la bandera "corneta" que las damas de la
Sociedad de Beneficencia donaron al almirante Guillermo
Brown en memoria del Combate de Los Pozos del 11 de
junio de 1826.
Durante la época de Juan Manuel de Rosas el Partido
Federal se identificaba con el color rojo punzó,
mientras que el Partido Unitario lo hacían con el
celeste. Las banderas provinciales usadas por la
Confederación Argentina utilizaron el color azul, en
Buenos Aires pasó a ser azul, blanca y azul, con cuatro
gorros frigios, uno en cada ángulo. Rosas luego
oscureció más el azul llevándolo a azul turquí.[33]
Sus colores son blanco y azul oscuro
con un sol colorado en el centro y en
los extremos el gorro punzo de la
libertad. Esta es la bandera Nacional
por la ley vigente. El color celeste ha
sido arbitrariamente y sin ninguna
fuerza de Ley Nacional, introducido por
las maldades de los unitarios. Se le ha
agregado el letrero de ¡Viva la
Federación! ¡Vivan los Federales Mueran
los Unitarios!.
Carta de Rosas al coronel Vicente
González, encargado de la Guardia del
Monte, del 23 de marzo de 1846
Por este motivo debo decir a V. que
tampoco hay ley ni disposición alguna
que prescriba el color celeste para la
bandera nacional como aun se cree en
ciertos pueblos (...) El color verdadero
de ella porque está ordenado y en
vigencia hasta la promulgación del
código nacional que determinará el que
ha de ser permanente es el azul turquí
y blanco, muy distinto del celeste.
Carta de Rosas al gobernador de
Santiago del Estero, Felipe Ibarra, entre
abril y julio de 1836
Los partidarios del azul (azur) han señalado que el
celeste no es un color heráldico, por lo que no pudo
ser el color de la bandera, pues la demás banderas de
la época seguían las reglas heráldicas.[34]
Cambios en la bandera y reglamentaciones
sobre su uso
Después de la caída de Rosas tras la Batalla de
Caseros en 1852 se utilizó la azul-celeste y blanca y la
azul y blanca. En 1878 se estableció la primera
polémica sobre la necesidad de fijar los colores de la
bandera: el unitario Bartolomé Mitre propuso el celeste
y blanco, y Mariano A. Pelliza y C. Frigeiro sostuvieron
que el verdadero color era el azul de 1818.
En 1869 Sarmiento autorizó embanderar casas y edificios
en las fechas patrias, hasta entonces prohibido.[35]
El 25 de abril de 1884 el presidente Julio Argentino
Roca dictó un decreto limitando nuevamente el uso de
la bandera con sol.
(...) tanto la bandera nacional de
guerra, con un sol al centro, decretada
por el Congreso de 1818, como los
pabellones de las Naciones amigas son
de uso exclusivo de los gobiernos (...)
En 1885 se autorizó la bandera azul y blanca para el
cuerpo diplomático, y en 1895 J. E. Uriburu estableció el
celeste y blanco, confirmándose en decreto del
presidente Figueroa Alcorta del 24 de mayo de 1907 los
colores celeste y blanco para la bandera.
En 1943 el gobierno militar de Pedro Ramírez dictó los
decretos 1027, 5256 y 6628, del 19 de junio, 13 y 26 de
agosto respectivamente, reglamentando la Bandera
Oficial de la Nación, el tipo de sol y la banda que
distingue al Jefe del Estado. Se dispuso que la bandera
nacional es la que tiene el sol, limitando su uso las
dependencias oficiales, debiendo los particulares
utilizarla sin sol.
Decreto de 1944
Bandera argentina.
Mediante el Decreto N° 10302 del general Edelmiro
Farrell del 24 de abril de 1944, se confirmó esas
normas, y en base a investigaciones históricas se
dispuso en sus considerandos:
Que la Bandera Nacional, creada por el
General Belgrano el 27 de febrero de
1812, fue consagrada con los mismos
colores “celeste y blanco” por el
Congreso de Tucumán, el 20 de julio de
1816 y ratificada por el mismo cuerpo
en Buenos Aires, el 25 de febrero de
1818;
Que la sanción de 1818, consigna
“azul” y agrega: “en el modo y
forma hasta ahora acostumbrado”, lo
que para el General Mitre, autorizado
intérprete en esta cuestión fundamental,
significa que quedaba en todo su vigor
lo anterior sobre el color, “que
siendo la regla le sirve de
comentario”;
Que corresponde, entonces, tomar la
expresión: “en el modo y forma hasta
ahora acostumbrado”, no solo en
cuanto atañe a la forma del paño, sino
al color que tuvo presente el soberano
cuerpo de Tucumán, al expresar en 1816,
inmediatamente de las palabras
“celeste y blanca”: “de que se
ha usado hasta el presente”;
Que no debe mudarse por otro el matiz
impuesto por el benemérito creador de
la enseña patria, al inaugurar la
bandera en 1812 formada de “blanco
y celeste”, “conforme a los colores
de la escarapela nacional”, que nos
habría de distinguir de las demás
naciones;
Que este matiz del azul (el celeste) que
quiere decir azul claro como el del
cielo, fue adoptado también por el
General San Martín en 1817, al formar
la enseña capitana que recogió la gloria
del Ejército de los Andes;
Agregó además el decreto como factor decisivo las
instrucciones a Brown y Bouchard, y Que estos colores
están vinculados a la mejor tradición de España que
nos dio su religión, su genio y su lengua.
Artículo 2°.- La Bandera Oficial de la
Nación es la bandera con sol, aprobada
por el “Congreso de Tucumán”,
reunido en Buenos Aires el 25 de
febrero de 1818. Se formará según lo
resuelto por el mismo Congreso el 20
de julio de 1816, con los colores
“celeste y blanco” con que el
General Belgrano, creó el 27 de febrero
de 1812, la primera enseña patria. Los
colores estarán distribuidos en tres fajas
horizontales, de igual tamaño, dos de
ellas celeste y una blanca en el medio.
Se reproducirá en el centro de la faja
blanca, de la bandera oficial, el Sol
figurado de la moneda de oro de ocho
escudos y de la de plata de ocho reales
que se encuentra grabado en la primera
moneda argentina, por Ley de la
Soberana Asamblea General Constituyente
de 13 de abril de 1813 con los treinta y
dos rayos flamígeros y rectos colocados
alternativamente y en la misma posición
que se observa en esas monedas. El
color del Sol será el amarillo del oro.
Artículo 3°.- Tienen derecho a usar la
Bandera Oficial, el Gobierno Federal, los
Gobiernos de Provincias y Gobernaciones.
Los particulares usarán solamente los
colores nacionales en forma de bandera,
sin sol, de escarapela o de estandarte,
debiéndoseles rendir siempre el condigno
respeto.
Decreto Nº 10302/944
Ley de 1985
La última norma legal hasta ahora sancionada, con
referencia a nuestra bandera nacional, es la ley 23.208
del 25 de julio, promulgada por decreto 1541 del 16 de
agosto de 1985.
El 25 de julio de 1985 el Congeso argentino sancionó la
Ley N° 23208, promulgada el 16 de agosto de 1985,
estableciendo que el Sol de Mayo (llamado también
"Sol de Guerra") debía figurar en todas las banderas
argentinas.
Artículo l: Tienen derecho a usar la
Bandera Oficial de la Nación, el Gobierno
Federal, los Gobiernos Provinciales y del
Territorio Nacional de la Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico
Sur, así como también los particulares,
debiéndosele rendir siempre el condigno
respeto y honor.
Artículo 2: Derógase el artículo 2 del
decreto de fecha 25 de abril de 1884; y
el artículo 3 del decreto 10.302- 44, de
fecha 24 de abril de 1944.
Bandera menor, de uso civil
hasta 1985
Bandera de guerra, de uso
oficial hasta 1985,
actualmente Bandera de la
Argentina
Normativa de diseño actual
Bandera argentina flameando.
Entre 2002 y 2004 una serie de normas IRAM estableció
las características de las banderas argentinas,
incluyendo sus colores. Actualmente el diseño de la
bandera está normalizado por las siguientes normas
IRAM:
IRAM-DEF D 7679: 2002 Bandera Argentina de
ceremonia: características
IRAM-DEF D 7677: 2002 Bandera Argentina de izar:
características
IRAM-DEF D 7675: 2003 Bandera Argentina de
ceremonia: accesorios
IRAM-DEF D 7674: 2004 Bandera Argentina:
características de su confección
Los colores oficiales son el cerúleo (azul celeste) para
las franjas superior e inferior, el blanco para la franja
central, el amarillo dorado para el sol, y el castaño
para los detalles oscuros en el rostro del sol. Estos
colores se establecen en coordenadas CIELab.
Belgrano, siendo discutido si su diseño era el mismo
que se oficializó después, y si su color original era
celeste o azul. Pese a que la mitología popular
argentina supone que Belgrano se inspiró en el cielo
celeste y las nubes blancas, diseñó una bandera con los
mismos colores, blanco y azul-celeste de la escarapela
ya oficializada.[1][2]
Banderas de Belgrano
Los colores
En las escuelas argentinas ha sido común el explicar
que Belgrano se inspiró en los colores del cielo para
los colores de la Bandera Argentina, sin embargo los
colores coinciden con varias populares advocaciones de
La Virgen cuyas vestes tradicionalmente son o han sido
albicelestes; en rigor ninguna de las teorías se
contradice ya que los colores del cielo representan al
manto de la Inmaculada Concepción de La Virgen cuyos
colores fueron elegidos por la dinastía borbónica para
su presea más importante entonces otorgada: la Orden
de Carlos III, de esta presea o condecoración surgió
luego durante las Invasiones Inglesas la escarapela y
penacho del Regimiento de Patricios.
Virgen María de Cotoca (la
capa azul-cleste está
actualmente cubierta por un
tul blanco.)
Virgen de Caacupé
Virgen de Luján
La bandera de Rosario
Manuel Belgrano.
El 27 de febrero de 1812 Belgrano inauguró la batería
de artillería llamada Independencia, a orillas del río
Paraná, próxima a la entonces pequeña población
conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de
Rosario).[3] En solemne ceremonia realizada en la
Batería Libertad, Belgrano dispuso que fuera por
primera vez enarbolada una bandera de su creación. La
tradición señala que esa primera bandera izada por
Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario:
María Catalina Echevarría de Vidal, y quien tuvo el
honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel,
también vecino de Rosario.
¡Soldados de la Patria! En este punto
hemos tenido la gloria de vestir la
escarapela nacional que ha designado
nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la
batería de la Independencia, nuestras
armas aumentaran las suyas; juremos
vencer a nuestros enemigos interiores y
exteriores, y la América del Sur será el
templo de la Independencia y de la
Libertad. En fe de que así lo juráis,
decid conmigo ¡Viva la Patria!
Señor capitán y tropa destinada por la
primera vez á la batería Independencia;
id, posesionaos de ella, y cumplid el
juramento que acabáis de hacer.
De esas acciones ofició al gobierno:
Excmo. Señor,
En este momento, que son las seis y
media de la tarde, se ha salva en la
batería de la Independencia, y queda
con la dotación competente para los
tres cañones que se han colocado, las
municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar las tropas
y á estos habitantes, que se formen
todas aquellas, y las hablé en los
términos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar bandera, y no
teniéndola, la mandé hacer blanca y
celeste, conforme á los colores de la
escarapela nacional: espero que sea de
la aprobación de Vuestra Excelencia.
Rosario, 27 de febrero de 1812. Excmo.
Señor,
Manuel Belgrano.
Excmo. gobierno superior de las
Provincias del Rio de la Plata.
El hecho de que Belgrano escribiera blanca y celeste y
no celeste y blanca', es considerado por algunos
autores para afirmar que esa bandera tenía dos franjas
horizontales, una blanca arriba y otra celeste abajo; y
por otros como blanca, celeste y blanca.
Juramento de Jujuy
El mismo 27 de febrero, el Primer Triunvirato ordenó a
Belgrano hacerse cargo del Ejército del Norte,
desmoralizado después de la derrota en la Batalla de
Guaqui a manos del general José Manuel de Goyeneche,
leal al Consejo de Regencia de España e Indias.
El Triunvirato, el 3 de marzo de 1812, prohibió al
general Belgrano utilizar la bandera de su creación, por
razones de política internacional basadas en la máscara
de Fernando VII, ordenando que la ocultara
disimuladamente y que la reemplazara por la usada en
la Fortaleza de Buenos Aires, la rojigualda, que se le
envió.
Se ha impuesto esta superioridad por el
oficio de Vuestra Señoría de 27 del
pasado, de haber quedado expedita la
batería que nombra de la Independencia
y de lo demás que ha practicado, con el
objeto de entusiasmar la tropa de su
mando. Así la situación presente, como
el orden y consecuencia de principios á
que estamos ligados, exige por nuestra
parte, en materias de la primera
entidad del Estado, que nos conduzcamos
con la mayor circunspección y medida;
por eso es que las demostraciones con
que Vuestra Señoría inflamó á la tropa
de su mando, esto es, enarbolando la
bandera blanca y celeste, como indicante
de que debe ser nuestra divisa sucesiva,
las cree este gobierno de una influencia
capaz de destruir los fundamentos con
que se justifican nuestras operaciones y
protestas que hemos sancionado con
tanta repetición, y que en nuestras
comunicaciones exteriores constituyen las
principales máximas políticas que hemos
adoptado. Con presencia de esto y de
todo lo demás que se tiene presente en
este grave asunto, ha dispuesto este
gobierno que sujetando Vuestra Señoría
sus conceptos á las miras que reglan
las determinaciones con que él se
conduce, haga pasar como un rasgo de
entusiasmo el suceso de la bandera
blanca y celeste enarbolada, ocultándola
disimuladamente y subrogándola con la
que se le envia, que es la que hasta
ahora se usa en esta fortaleza, y que
hace el centro del Estado; procurando
en adelante no prevenir las
deliberaciones del gobierno en materia
de tanta importancia y en cualquiera
otra que, una vez ejecutada, no deja
libertad para su aprobación, y cuando
menos, produce males inevitables,
difíciles de reparar con buen suceso.
Como Belgrano emprendió la marcha al norte de
inmediato para hacerse cargo del Ejército del Norte, no
tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera.
Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de
mayo de 1812 celebró el segundo aniversario de la
Revolución de Mayo con un Te Deum en la iglesia
matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti
bendijo la bandera. Belgrano hizo jurar a las tropas la
bandera, que él llamó nacional:
Soldados, hijos dignos de la patria,
camaradas míos: (...) el 25 de mayo
será para siempre memorable en los
anales de nuestra historia, y vosotros
tendréis un motivo mas dé recordarlo,
cuando, en él por primera vez, veis la
bandera nacional en mis manos, que ya
os distingue de las demás naciones del
globo, sin embargo de los esfuerzos que
han hecho los enemigos de la sagrada
causa que defendemos, para echarnos
cadenas aun mas pesadas que las que
cargabais (...) no olvidéis jamas que
nuestra obra es de Dios, que él nos ha
concedido esta bandera, que nos manda
que la sostengamos, y que no hay una
sola cosa que no nos empeñe á
mantenerla con el honor y decoro que
le corresponde. Nuestros padres,
nuestros hermanos, nuestros hijos,
nuestros conciudadanos, todos, todos,
fijan en vosotros la vista y deciden que
á vosotros es á quienes corresponderá
todo su reconocimiento, si continuáis en
el camino de la gloria que os habéis
abierto. Jurad conmigo ejecutarlo así, y
en prueba de ello repetid: ¡Viva la
patria!
El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno sobre los
festejos del 25 de mayo:
Excmo. Señor,
He tenido la mayor satisfacción de ver
la alegría, contento y entusiasmo con
que se ha celebrado en esta ciudad el
aniversario de la libertad de la patria,
con todo el decoro y esplendor de que
ha sido capaz, así con los actos
religiosos de vísperas y misa solemne
con Te Deum, como la fiesta del alférez
mayor D. Pablo Mena, cooperando con
sus iluminaciones propias á su regocijo.
La tropa de mi mando no menos ha
demostrado el patriotismo que la
caracteriza: asistió al rayar el día á
conducir la bandera nacional, desde mi
posada, que llevaba el barón de
Holemberg, para enarbolar en los
balcones del ayuntamiento, y se anunció
al pueblo con quince cañonazos.
Concluida la misa, la mandé llevar á la
iglesia, y tomada por mí la presenté al
D. Juan Ignacio Gorriti, que salió
revestido á bendecirla, permaneciendo el
presidente, el cabildo y todo el pueblo
en la mayor devoción en este santo
acto.
Verificada que fue, la volví á manos del
baron para que se colocase otra vez
donde estaba, y al salir de la iglesia se
repitió otra de igual número de tiros
con grandes vivas y aclamaciones.
Por la tarde se formó la tropa en la
plaza, y fui en persona á las casas del
ayuntamiento, donde este me esperaba
con su teniente gobernador: saqué por
mí mismo la bandera y la conduje
acompañado del expresado cuerpo, y
habiendo mandádose hacer el cuadro
doble, hablé á las tropas, según
manifiesta el n° 1, las cuales juraron
con todo entusiasmo, al son de la
música y última salva de artillería,
sostenerla hasta morir.
En seguida, formados en columna, me
acompañaron á depositar la bandera en
mi casa, que yo mismo llevaba en
medio de Aclamaciones y vivas del
pueblo, que se complació de la señal
que ya nos distingue de las demás
naciones, no confundiéndonos igualmente
con los que á pretexto de Fernando VII
tratan de privar á la América de sus
derechos, y usan las mismas señales
que los Españoles subyugados por
Napoleón.
Á la puerta de mi posada hizo alto la
columna, formó en batalla, y pasando
yo por sobre las filas la bandera, puedo
asegurar á Vuestra Excelencia que vi,
observé el fuego patriótico de la tropas,
y también oí en medio de un acto tan
serio murmurar entre dientes: "Nuestra
sangre derramaremos por esta bandera
(...)"
No es dable á mi pluma pintar el
decoro y respeto de estos actos, el gozo
del pueblo, la alegría del soldado, ni
los efectos que palpablemente he notado
en todas las clases del Estado, testigo
de ellos: solo puedo decir que la patria
tiene hijos que sin duda sostendrán por
todos medios y modos su causa, y que
primero perecerán que ver usurpados
sus derechos.
(...) Dios guarde á Vuestra Excelencia
muchos años.
Jujui, 29 de mayo de 1812.
Manuel Belgrano.
Excmo. superior gobierno de las
Provincias Unidas del Rio de la Plata.
El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de
junio:
Cuando en 3 de marzo último se hallaba
Vuestra Señoría en la batería del
Rosario, se le dijo lo que sigue: [repite
la comunicación del 3 de marzo de 1812]
Comparando, pues, este gobierno el
contenido de este oficio con el de
Vuestra Señoría de 29 de mayo próximo
pasado y la copia número 1 adjunta, le
ha herido una sensación, que solo pudo
suspender el precedente concepto de sus
talentos y probidad. Los impulsos
grandes que de cualquier punto de una
esfera se arrojen hacia su centro, ¿qué
más pueden hacerle que oscilarla y
excentrificarla? Tales, pues, son los
efectos de los procedimientos de Vuestra
Señoría en parte. Los que constituyen
esta superioridad, que hace el centro ó
punto en que gravitan los grandes
negocios que el sistema de las
relaciones que han de formar ó
aproximar á la dignidad de un Estado á
unos pueblos informes y derramados á
distancias extraordinarias, pero que con
sobrada justicia y oportunidad se han
avanzado y esfuerzan en constituirlo, no
pueden contenerse sino en el punto de
un celo enérgico pero prudente. Á
Vuestra Señoría le sobra penetración
para llegar con ella al cabo de la
trascendencia de tal proceder: el
gobierno, pues, consecuente á la
confianza que ha depositado en Vuestra
Señoría, deja á Vuestra Señoría mismo
la reparación de tamaño desorden; pero
debe igualmente prevenirle que esta
será la última vez que sacrificará hasta
tan alto punto los respetos de su
autoridad, y los intereses de la nación
que preside y forma, los que jamas
podrán estar en oposición á la
uniformidad y orden. Vuestra Señoría á
vuelta de correo dará cuenta exacta de
lo que haya hecho en cumplimiento de
esta superior resolución. Dios guarde á
Vuestra Señoría muchos años.
Buenos Aires, 27 de junio de 1812. Al
general en jefe Manuel Belgrano.
Belgrano contestó el 18 de julio excusándose en no
haber conocido la orden de desechar la bandera:
Debo hablar á Vuestra Excelencia con la
ingenuidad propia de mi carácter, y
decirle, con todo respeto, que me ha
sido sensible la reprensión que me da
en su oficio de 27 del pasado, y el
asomo que hace de poner en ejecución
su autoridad contra mí, si no cumplo
con lo que se manda relativo á la
bandera nacional, acusándome de haber
faltado á la prevención del 3 de marzo,
por otro tanto que hice en el Rosario.
Para hacer ver mi inocencia, nada tengo
que traer mas á la consideración de
Vuestra Excelencia, que en 3 de marzo
referido no me hallaba en el Rosario;
pues, conforme á sus órdenes del 27 de
febrero, me puse en marcha el 1° ó 2
del insinuado marzo, y nunca llegó á
mis manos la contestación de Vuestra
Excelencia que ahora recibo inserta;
pues á haberla tenido, no habría sido
yo el que hubiese vuelto á enarbolar
tal bandera, como interesado siempre en
dar ejemplo de respeto y obediencia á
Vuestra Excelencia, conociendo que de
otro modo no existiría el orden, y toda
nuestra causa iría por tierra.
Vuestra Excelencia mismo sabe que sin
embargo de que había en el ejército de
la patria cuerpos que llevaban la
escarapela celeste y blanca, jamas la
permití en el que se me puso á
mandar, hasta que viendo las
consecuencias de una diversidad tan
grande, exigí de Vuestra Excelencia la
declaración respectiva.
En seguida se circuló la orden, llegó á
mis manos; la batería se iba á
guarnecer, no había bandera, y juzgué
que sería la blanca y celeste la que
nos distinguiría como la escarapela, y
esto, con mi deseo de que estas
provincias se cuenten como una de las
naciones del globo, me estimuló á
ponerla.
Vengo á estos puntos, ignoro, como he
dicho, aquella determinación, los
encuentro fríos, indiferentes y tal vez
enemigos; tengo la ocasión del 25 de
mayo; y dispongo la bandera para
acalorarlos y entusiasmarlos, ¿y habré
por esto cometido un delito? Lo sería,
Excmo. Señor, si, á pesar de aquella
orden, yo, hubiese querido hacer frente
á las disposiciones de Vuestra
Excelencia; no así estando enteramente
ignorante de ella; la que se remitiría al
comandante del Rosario, y obedecería,
como yo lo hubiera hecho si la hubiese
recibido.
La bandera la he recogido, y la desharé
para que no haya ni memoria de ella, y
se harán las banderas del regimiento n°
6 sin necesidad de que aquella se note
por persona alguna; pues si acaso me
preguntaren por еllа, responderé
que se reserva para el día de una gran
victoria por el ejército, y como esta
está lejos, todos la habrán olvidado, y
se ostentarán con lo que se les
presente.
(...)
Jujui, 18 de julio de 1812.
Excmo. Señor, Manuel Belgrano.
Excmo. gobierno de las Provincias del
Rio de la Plata.
En esta comunicación Belgrano volvió a decir que la
bandera era blanca y celeste. El triunfo lo obtuvo él
mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de
Tucumán.
Juramento del río Pasaje
En enero de 1813 Belgrano volvió a confeccionar otra
bandera, lo cual fue tolerado por la Asamblea del Año
XIII al iniciar sus deliberaciones el 31 de enero de 1813,
debido probablemente a que sería usada como bandera
del Ejército del Norte, y no del Estado. En El Redactor
cuando se comenta la sesión del 4 de marzo de 1813 se
felicita a la Asamblea por: ver exaltado el pabellón de
la patria en el primer período de su feliz instalación.
[4]
El día 13 de febrero de 1813, después de cruzar el río
Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el
Ejército del Norte prestó juramento de obediencia a la
soberanía de la Asamblea del Año XIII y fue Eustoquio
Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de
conducir la bandera celeste y blanca reconocida por la
Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la misma al
general Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz
Vélez y el resto del ejército.
Cumpliendo con lo que Vuestra
Excelencia me ordena con fecha 1° del
corriente, procedí este día a prestar el
reconocimiento y competente juramento
de obediencia a la soberana
representanción de la Asamblea Nacional
bajo la solemnidad respetuosa de las
armas a mi mando, y según la fórmula
que V.E. me prescribe. El acto creo
haber sido uno de los más solemnes
que se han celebrado en toda la época
de nuestra feliz revolución. La bandera
del Ejército fué conducida por el Mayor
General D. Eustoquio Díaz Vélez, a quien
llevábamos en medio el Coronel Don
Martín Rodríguez y yo escoltados de
una compañía de granaderos que
marchaba al són de música. Formando el
Ejército en cuadro, se situó en medio
dicho Mayor General con la bandera,
proclamé al ejército, anunciándole la
nueva que motivaba aquel acto, e hice
leer en voz alta el oficio circular de
V.E. e impreso adjunto. Inmediatamente
presté, por mi parte, el juramento a
presencia de las tropas, y bajo la
fórmula prescripta, ante el Mayor
General, quien lo ejecutó del mismo
modo ante mí. Continuaron después los
coroneles y comandantes del ejército y,
concluido el juramento de éstos,
interrogué bajo la misma fórmula a
todos los individuos que formaban el
cuadro, quienes con sus expresiones y la
alegría de sus semblantes, manifestaban
la sinceridad de sus promesas y el
júbilo que había causado en todos, el
logro de sus justos deseos. Colocando
después, el Mayor General, su espada en
cruz con la asta bandera, todas las
tropas en desfilada, la fueron besando
de uno en uno, y finalizado éste acto,
volvió el mismo Mayor General con la
bandera hasta el lugar de mi
alojamiento a la cabeza de todos los
cuerpos, que le seguían a són de
música. Yo no puedo manifestar a V.E.
cuanto ha sido el regocijo de las tropas
y demás individuos que siguen a éste
ejército: una recíproca felicitación de
todos por considerarse ya revestidos con
el carácter de hombres libres, y las
más ardientes y reiteradas protestas de
morir antes de volver a ser esclavos,
han sido las expresiones comunes con
que han celebrado tan feliz nueva y que
deben afianzar las esperanzas de
cimentar, muy en breve, el gran edificio
de nuestra libertad civil.[5]
El hecho fue narrado por el coronel Lorenzo Lugones en
sus Recuerdos históricos:[6]
Llegamos al río del Pasaje, punto de
reunión general para el ejército, y aquí
se recuerda un acto solemne, digno de
la historia. Habiendo el ejército formado
en parada conforme á la orden general,
se presentó en el cuadro, Belgrano con
una bandera blanca y celeste en la
mano que la colocó con mucha
circunpección y reverencia en un altar
situado en medio del cuadro, proclamó
enérgica y alusivamente y concluyó
diciendo; "Este será el color de la
nueva divisa con que marcharán á la lid
los nuevos campeones de la Patria" (...)
El ejército ratificó su juramento besando
una cruz que formaba la espada de
Belgrano, tendida horizontalmente sobre
el asta de la bandera: con este
ceremonial concluyó el acto y el
ejército quedó dispuesto para la primera
señal de partida.
A distancia de cien pasos del paso del
río, sobre la ribera que gira al oeste, á
la altura de un notable barranco, había
un árbol que por su magnitud se
distinguía sobre todos los de sus
cercanías; limpiando una parte de su
corteza, hacia media altura de un
hombre, en medio de un círculo de
palma y laurel, dibujado en el tronco
del árbol se grabó una inscripción que
decía; Río del Juramento, y más abajo
la siguiente estrofa:
Triunfaréis de los tiranos
Y á la patria daréis gloria
Si, fieles americanos
Juráis obtener victoria.
El 20 de febrero de 1813 se libró la Batalla de Salta,
en la cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es
la primera batalla que fue presidida por la bandera
celeste y blanca, como bandera del Ejército del Norte.
Concluida la batalla de Salta la bandera fue colocada
en el balcón del Cabildo por Eustoquio Díaz Vélez y los
trofeos apoderados de los realistas ubicados en la Sala
Capitular.
Fue usada durante la Segunda expedición auxiliadora al
Alto Perú hasta la Batalla de Ayohuma el 13 de
noviembre de 1813.
Adopción de la bandera menor
Cuando retomó la jefatura del Ejército del Norte, en
San Miguel de Tucumán en ocasión del cuarto
aniversario de la Batalla de Tucumán, el 24 de
septiembre de 1816, Belgrano adoptó la bandera menor
aprobada por el Congreso y se dirigió a las tropas
diciendo:
Soldados. Una nueva bandera del
ejército os presento, para que
reconociéndola sepáis que ella ha de
ser vuestra guía y punto de reunión. La
que acabo de depositar a los pies de
nuestra generala, María Santísima de
Mercedes, sirvió al mismo efecto
mientras tuve el honor de mandaros. No
la perdáis de vista en ningún caso, sea
próspero o adverso, pues donde ella
estuviere allí me tendréis. Jurad no
abandonarla, jurad sostenerla para
arrollar a nuestros enemigos y entrar
triunfantes, rompiendo las cadenas que
cargan sobre nuestros pueblos hermanos.
La América y la Europa os miran.; sea
el orden, la subordinación y disciplina
que observáis y al fin admiren vuestros
trabajos, vuestra constancia y vuestro
heroísmo, como lo desea vuestro
general.[7]
Lo cual confirmaría que su diseño inicial era diferente.
El cuadro de Belgrano en la Batalla de Salta pintado
en Londres por Francois Casimir Carbonier en 1815
muestra una bandera de dos franjas, blanco superior y
celeste inferior.[8]
Las banderas de Macha
Bandera de Macha
conservada en el Museo
Casa de la Libertad de
Sucre, Bolivia.
Bandera de Macha
conservada en el Museo
Histórico Nacional de Buenos
Aires, Argentina.
Ejemplos del posible diseño original de la bandera
argentina son las dos encontradas en 1885 en la capilla
del paraje de Titiri, dependiente de la parroquia de la
localidad boliviana de Macha y a 11 kilómetros en línea
recta del campo de batalla de Ayohuma. Tales banderas
habrían sido usadas por las tropas patriotas
directamente comandadas por Belgrano en 1813. Una de
ellas tiene la franja central de color azul-celeste y las
otras dos franjas blancas; la otra es prácticamente el
mismo diseño que se oficializó como bandera menor en
1816.
Las banderas estaban escondidas detrás de dos cuadros
de Santa Teresa, donde debieron dejarse posiblemente
luego de la derrota patriota de Ayohuma, ocurrida el 14
de noviembre de 1813. El escritor Adolfo Mario Golman
en su libro Enigmas sobre las primeras banderas
argentinas supone que Belgrano en su escape del campo
de batalla entregó las banderas al párroco Juan de
Dios Aranívar, quien se dirigió a Titiri y las escondió.
Golman halló en una biblioteca de Sucre un manuscrito
de un cronista de Potosí que describe dos banderas
utilizadas por el ejército de Belgrano entre junio y
octubre de 1813, una con una franja blanca superior y
otra celeste inferior (como la del Ejército de los Andes)
y otra como la actual bandera argentina.[9]
Fueron encontradas por el padre Martín Castro, párroco
de Macha, mientras limpiaba el templo y sus imágenes,
2 años después, el 16 de octubre de 1883 fueron
halladas por su sucesor el padre Primo Arrieta al
tomar posesión de la capilla y trasladadas a Sucre. En
un acta labrada al respecto en Colquechaca el 10 de
septiembre de 1885, Arrieta declaró:[10]
Habiendo tomado posesión el día 16 de
octubre de 1883 de la Capilla de Titiri,
encontré las dos banderas argentinas
arrolladas y sirviendo de especie de
marco de dos cuadros de Santa Teresa,
y deseando quitar estos adornos sucios,
los desenvolví y encontré huellas de
sangre, lo que me dio idea del mérito
de las banderas y las clavé a la pared
cubriéndolas con los dos cuadros dichos.
Creo ahora que no pueden ser otras que
las traídas por el general Belgrano y
perdidas en Ayoma, porque el cuidado y
su conservación revela que una mano
amiga las guardó, conociendo su
importancia moral, en un lugar retirado
de la parroquia, como es Titiri, no en
el templo principal de donde las
habrían arrancado los realistas que
vivían y recorrían el país (...) Concluyo
pidiendo el honor de esta conservación
en la capilla de Titiri, porque el señor
cura de entonces, que me consta que
fue muy amigo del general Belgrano y
cuyo nombre integro lo daré en breve,
pues en este momento no lo recuerdo
(...) que desapareció de esta parroquia
sin sentar las diligencias precisas en los
libros parroquiales, cosa indispensable
para una entrega pacifica de la
parroquia, lo que indica que su
patriotismo lo condenó a la proscripción,
dejo las reliquias encontradas,
constantes de dos banderas argentinas y
dos que llevan los colores rojo y azul,
con encargo de no tocarlas, pues de
otro modo su sucesor las habría sacado
de la Capilla de Titiri y Pampuri.
En otra declaración de Arrieta en Potosí en noviembre
de 1892 declaró que consultó a dos capilleros indígenas
muy ancianos en Charawitu, quienes le contaron que
oyeron en su infancia sobre que el cura de Macha, Juan
de Dios Aranívar, intervino en la Batalla de Ayohuma,
debiendo refugiarse entre los indígenas. Refirieron
también que Belgrano se hospedó en la casa parroquial
de Macha. Desde el día de la batalla Aranívar
desapareció de los registros parroquiales. Contradiciendo
su primera declaración, había dicho que junto a las
banderas halló otras dos azules y rojas, declaró que
solo halló una bandera argentina y otra azul y roja. La
declaración habría tenido el objeto de esconder una
bandera para no entregarla a la Argentina.[11]
Una de las banderas, la con la franja blanca al medio,
fue donada a la Argentina por el Gobierno de Bolivia
por medio de un acta diplomática en 1896, y es
conocida como Bandera de Ayohuma.[12] Se la exhibe en
el Museo Histórico Nacional con la identificación:
Bandera que llevó el general Belgrano en la campaña
del Alto Perú en 1813. Entregada por el gobierno de
Bolivia. Es de seda, de 2,40 por 1,60 metros.
La otra bandera se conserva en el Museo Casa de la
Libertad en Sucre, donde se la llama Bandera de Sucre.
[13] Fue reclamada por la Argentina a fines del siglo
XIX, pero Bolivia consideró que podría haber
pertenecido a algún cuerpo auxiliar altoperuano.[14]
Algunos autores creen que las dos banderas de Macha
son realmente las banderas enarboladas por Belgrano
en Rosario (la celeste al medio) y Jujuy (la blanca al
medio). Sin embargo, en su oficio del 18 de junio de
1812 Belgrano dijo desde Jujuy que no habría sido yo
el que hubiese vuelto á enarbolar tal bandera, dando a
entender que se trataba de la misma izada en Rosario.
Gallardetes
Gallardete donado por
Belgrano al Cabildo de Jujuy
Bandera del Ejército de los
Andes (réplica, original: 1817)
Gallardete empleado por
Belgrano
La bandera bicolor de franjas verticales, que se dice
usada por Belgrano, no fue una bandera, sino un
gallardete utilizado por el Ejército del Norte.
Luego del triunfo de Salta, Belgrano el 25 de mayo de
1813 entregó la bandera del ejército al Cabildo de
Jujuy. Al día siguiente donó al pueblo de Jujuy un
gallardete blanco con el sello de la Asamblea en
agradecimiento por el éxodo jujeño. Esto ha provocado
un equívoco, ya que se supuso que tal gallardete se
trataba de la primera bandera nacional argentina. En la
actualidad el diseño de dicho gallardete es el de la
bandera de Jujuy.
Por su parte, a fines de 1816 José de San Martín hizo
confeccionar para el Ejército de los Andes, que estaba
por iniciar su campaña emancipadora, la llamada
bandera de los Andes, gallardete cuyo diseño es el que
adoptó la Provincia de Mendoza para su bandera.
Abandono de la rojigualda
Bandera utilizada en la
sede del gobierno hasta
el 17 de abril de 1815.
La rojigualda era la bandera que ondeaba en la sede
de gobierno del virreinato (el Fuerte de Buenos Aires)
desde la aplicación de las Ordenanzas Generales de la
Armada Naval del 8 de marzo de 1793:
Las Banderas de mis baxeles de guerra,
como las de mis Plazas Marítimas, sus
Castillos y otros qualesquiera de
las Costas, será de tres listas, la de
en medio amarilla ocupando una mitad,
y la alta y baxa encarnadas iguales,
esto es, del quarto de la anchura, con
mis Armas Reales de solo los Escudos
de Castilla y León con la Corona
Imperial en la lista de en medio.
Esta bandera fue adoptada por el rey Carlos III, por
Real Decreto de 28 de mayo de 1785, para uso de los
buques de guerra.[15] Aunque el Fuerte de Buenos Aires
no dependía de la Armada Naval, sino que del Ejército,
ese otros qualesquiera de las Costas lo incluía. El
Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
luego del 25 de mayo de 1810, continuó usando
oficialmente la bandera rojigualda.
Cuando el gobierno ofició a Belgrano el 3 de marzo de
1812, le envió una rojigualda para uso del ejército,
diciéndole que es la que hasta ahora se usa en esta
fortaleza.
El enviado portugués, teniente coronel Juan Rademaker,
informó a Lord Strangford el 10 de junio de 1812 que
vio en el teatro de Buenos Aires:[16]
(...) a nova bandera nacional, que he
azulceleste y blanca.
El 23 de agosto de 1812, para festejar la derrota de
Álzaga, un grupo de patriotas izó una bandera celeste y
blanca en la iglesia de San Nicolás de Bari en Buenos
Aires, desconociéndose su composición, aunque algunos
la suponen blanca en el medio.
En sus Memorias Curiosas Juan Manuel Beruti dice que
el 5 de octubre de 1812:
(...) y al ponerse el sol que se arrió la
bandera del Fuerte, contestando a éste
los barcos de guerra, habiendo tenido el
pueblo el gusto de ver que en la misma
asta de bandera se puso por el
gobierno en la parte superior un
gallardete de color celeste y blanco,
divisa de la patria, que dominaba la
bandera española y amarillo y
encarnado que estaba debajo, de la
nuestra (...)
Para el 25 de mayo de 1813 dice: que este día no se
puso bandera española en el Fuerte.
Pedro José Agrelo refiere en su autobiografía que la
Asamblea de 1813:[17]
Se mandó quitar de todas partes la
bandera española y se sustituyó, de
hecho, el nuevo escudo y bandera
azulceleste y blanco, que se sancionara
después de derecho para la República
cuando se declaró la independencia.
El 16 de octubre de 1813 el gobernador de Montevideo,
Gaspar de Vigodet, informó a España:[18]
Nos enteramos que los rebeldes de
Buenos Aires han enarbolado un
pabellón con dos listas azulceleste a las
orillas y una blanca en medio.
Desde el 17 de abril de 1815 la bandera celeste y
blanca de tres franjas remplazó a la rojigualda en el
Fuerte de Buenos Aires (sede del gobierno).
Este nuevo día amaneció (...) puesta en
el asta de la Fortaleza, la Bandera de
la Patria, celeste y blanca, primera vez
que en ella se puso, pues hasta
entonces no se ponía otra sino la
española cuya bandera la hizo poner el
Comandante de la Fortaleza, que el día
antes fue nombrado para su cuidado y
defensa, el Coronel Luis Beruti, con lo
cual entusiasmó sobremanera el pueblo
en su defensa, y desde este día ya no
se pone otra sino la de la Patria.
Memorias Curiosas de Juan Manuel Beruti
José Gervasio Artigas expresó en su oficio al
gobernador de Corrientes, José de Silva, del 4 de
febrero de 1815 sobre la bandera que había adoptado
el 30 de enero para la Liga Federal:[19]
Buenos Aires sigue engañando al mundo
entero con su falsa política. Disimulan
la bandera azul y blanca y sigue
flameando el pabellón español . Yo
he ordenado en todos los pueblos libres
que se levante una bandera igual a la
de mi cuartel general: blanca en medio,
azul en los extremos y en medio de
estos unos listones colorados, signo de
distinción de nuestra grandeza, de
nuestra decisión por la República y de
la sangre derramada para sostener
nuestra libertad e independencia.
Banderas de Tucumán
En la iglesia del Convento de San Francisco de San
Miguel de Tucumán se conservan al lado del altar
mayor las reliquias de dos banderas de seda, que la
tradición popular atribuye erróneamente a Belgrano. En
1942 las dos banderas fueron vistas por dos
historiadores, describiéndolas como: de tres franjas,
blanca la del centro y celestes la de los extremos, a
lo largo[20] Y: es de tafetán muy delgado, los colores
celeste y blanco está ya bastante borrados, presentando
un tono amarillento, leyéndose la siguiente inscripción:
“A la Escuela de San Francisco – 1814 – Donó don
Bernabé Aráoz. Gobernador”.[21]
Un acta del 7 de septiembre de 1813 menciona que:[22]
En la escuela se ha puesto una bandera
de tafetán celeste y blanco con sus
borlas de lo mismo y dos cintas de más
de cuatro dedos de ancho, una blanca y
otra celeste que penden de la lanza,
ésta es de lata con su asta de dos
varas y tres cuartas, que la costeó el
gobierno para los pasos de los jueves
por la plaza y otras actividades que se
hagan por orden del Gobierno.
Banderas oficiales
Bandera menor
El 26 de enero de 1814 se estableció que la banda del
director supremo fuera blanca en el centro y azul en
los costados.[23]
En las instrucciones impartidas a los corsarios: Tomás
Taylor (20 de julio de 1815);[24]Jorge P. de Sontag (22
de mayo de 1815);[25]Guillermo Brown (2 de septiembre
de 1815);[26]Andrés Barrios (21 de septiembre de 1815);
[27] e Hipólito Bouchard (22 de septiembre de 1815)[28]
se dispuso:
Si se trabare algún combate se
tremolará al tiempo de él el pabellón
de las Provincias Unidas a saber: blanco
en el de su centro y celeste en los
extremos al largo.
Once días después de proclamar la independencia
argentina, el 20 de julio de 1816[29] el Congreso
General Constituyente estableció por ley una bandera
menor como símbolo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata, a propuesta de los diputados Esteban
Agustín Garzón y Juan José Paso.
Después de leídos muchos pliegos y
contestaciones á otros ántes recibidos,
se traxo á la vista el proyecto de
decreto sobre la bandera menor
presentado por el secretario Serrano,
encargado de su formación, que fue
aprobada, y su tenor como sigue.
DECRETO
Elevadas las Provincias Unidas en Sud-
América al rango de una Nación,
después de la declaratoria solemne de
su independencia, será su peculiar
distintivo la bandera celeste y blanca
que se ha usado hasta el presente, y se
usará en lo sucesivo exclusivamente en
los exércitos, buques y fortalezas, en
clase de bandera menor, ínterin,
decrétada al término de las presentes
discusiones la formá de gobierno más
conveniente al territorio, se fixen
conforme á ella los geroglíficos de la
bandera nacional mayor. Comuníquese a
quienes corresponda para su publicación.
Francisco Narciso de Laprida, diputado
presidente. Juán José Paso, diputado
Secretario
Decreto del Congreso de Tucumán,
20 de julio de 1816
La bandera menor aprobada estaba dividida en tres
fajas horizontales de igual tamaño, de color celeste la
superior e inferior y color blanco la central.
Sol incaico y bandera mayor
Sol de mayo en la
primera moneda del Río
de la Plata.
Como respuesta a un pedido de aclaratoria sobre el uso
de la bandera realizado por el director supremo Juan
Martín de Pueyrredón el 9 de enero de 1818, el
Congreso aprobó el 25 de febrero el dictamen del
diputado Luis José Chorroarín, comisionado al efecto, de
incluir el sol incaico.[30]
El Señor Chorroarin comisionado para
abrir dictamen sobre las notas del P. E.
en orden á la diferencia de las
banderas nacionales, y a la divisa de
los Generales en campaña, expuso sobre
lo primero, que era de parecer que
sirviendo para toda bandera nacional los
dos colores blanco y azul en el modo y
forma hasta ahora acostumbrada fuese
distinctivo peculiar de la bandera de
guerra un Sol pintado en medio de ella:
cuyo proyecto, adoptado por la sala
después de algunas reflexiones, quedó
aprobado.
El 2do. proyecto fue: que todos los que
por ordenanza, decreto, ó estatuto deban
o puedan traher bandas, inclusos los
Grandes Oficiales de la Legión de Merito
de Chile, la usasen del modo ordinario,
y acostumbrado, y porque la banda que
sirve de divisa al Supremo Director del
Estado debe diferenciarse de las otras
de suerte que jamas se confunda con
ellas, y que sea bastante notable la
diferencia, serán peculiares y privativos
de ella los dos colores blanco y azul
que la distinguen en la forma que hasta
ahora se han usado, y en ella se
pondrá un sol bordado de oro en la
parte que cruza desde el hombro hasta
el costado de modo que caiga sobre el
pecho, y se haga bien visible. Este
proyecto, después de discutido
suficientemente, quedó aprobado.
Sesión del día 25 de febrero de 1818
Este sol aparece en el centro de la bandera. Es un sol
figurado con rostro humano, de color oro amarillo con
treinta y dos rayos: 16 flamígeros apuntando o
"girando" en sentido horario, y 16 rectos colocados
alternativamente, según diseño de la primera moneda
argentina, la moneda de oro de ocho escudos y la de
plata de ocho reales, establecidas por ley de la
Asamblea del 13 de abril de 1813.[31] Este diseño del
sol, llamado también Sol de Mayo, se debe al orfebre
peruano Juan de Dios Rivera (apodado "El Inca", ya que
era descendiente de una ñusta), quien adoptó el
símbolo del Inti o sol inca como emblemático de la
nación argentina.
Bandera argentina de
1818.[32]
Banderas de Rosas
Bandera oficial de la
Confederación Argentina
(1836-1852)
Otra versión rosista de
la bandera de la
Confederación Argentina
La ley del 25 de febrero de 1818 definió el color de la
bandera como blanco y azul en vez de blanco y
celeste, lo cual dio lugar al oscurecimiento del celeste,
aunque se aclaraba que era en el modo y forma hasta
ahora acostumbrada.
Durante la Guerra del Brasil se utilizó en la bandera
argentina el color azul heráldico, el azur, testimonio de
ello es la bandera "corneta" que las damas de la
Sociedad de Beneficencia donaron al almirante Guillermo
Brown en memoria del Combate de Los Pozos del 11 de
junio de 1826.
Durante la época de Juan Manuel de Rosas el Partido
Federal se identificaba con el color rojo punzó,
mientras que el Partido Unitario lo hacían con el
celeste. Las banderas provinciales usadas por la
Confederación Argentina utilizaron el color azul, en
Buenos Aires pasó a ser azul, blanca y azul, con cuatro
gorros frigios, uno en cada ángulo. Rosas luego
oscureció más el azul llevándolo a azul turquí.[33]
Sus colores son blanco y azul oscuro
con un sol colorado en el centro y en
los extremos el gorro punzo de la
libertad. Esta es la bandera Nacional
por la ley vigente. El color celeste ha
sido arbitrariamente y sin ninguna
fuerza de Ley Nacional, introducido por
las maldades de los unitarios. Se le ha
agregado el letrero de ¡Viva la
Federación! ¡Vivan los Federales Mueran
los Unitarios!.
Carta de Rosas al coronel Vicente
González, encargado de la Guardia del
Monte, del 23 de marzo de 1846
Por este motivo debo decir a V. que
tampoco hay ley ni disposición alguna
que prescriba el color celeste para la
bandera nacional como aun se cree en
ciertos pueblos (...) El color verdadero
de ella porque está ordenado y en
vigencia hasta la promulgación del
código nacional que determinará el que
ha de ser permanente es el azul turquí
y blanco, muy distinto del celeste.
Carta de Rosas al gobernador de
Santiago del Estero, Felipe Ibarra, entre
abril y julio de 1836
Los partidarios del azul (azur) han señalado que el
celeste no es un color heráldico, por lo que no pudo
ser el color de la bandera, pues la demás banderas de
la época seguían las reglas heráldicas.[34]
Cambios en la bandera y reglamentaciones
sobre su uso
Después de la caída de Rosas tras la Batalla de
Caseros en 1852 se utilizó la azul-celeste y blanca y la
azul y blanca. En 1878 se estableció la primera
polémica sobre la necesidad de fijar los colores de la
bandera: el unitario Bartolomé Mitre propuso el celeste
y blanco, y Mariano A. Pelliza y C. Frigeiro sostuvieron
que el verdadero color era el azul de 1818.
En 1869 Sarmiento autorizó embanderar casas y edificios
en las fechas patrias, hasta entonces prohibido.[35]
El 25 de abril de 1884 el presidente Julio Argentino
Roca dictó un decreto limitando nuevamente el uso de
la bandera con sol.
(...) tanto la bandera nacional de
guerra, con un sol al centro, decretada
por el Congreso de 1818, como los
pabellones de las Naciones amigas son
de uso exclusivo de los gobiernos (...)
En 1885 se autorizó la bandera azul y blanca para el
cuerpo diplomático, y en 1895 J. E. Uriburu estableció el
celeste y blanco, confirmándose en decreto del
presidente Figueroa Alcorta del 24 de mayo de 1907 los
colores celeste y blanco para la bandera.
En 1943 el gobierno militar de Pedro Ramírez dictó los
decretos 1027, 5256 y 6628, del 19 de junio, 13 y 26 de
agosto respectivamente, reglamentando la Bandera
Oficial de la Nación, el tipo de sol y la banda que
distingue al Jefe del Estado. Se dispuso que la bandera
nacional es la que tiene el sol, limitando su uso las
dependencias oficiales, debiendo los particulares
utilizarla sin sol.
Decreto de 1944
Bandera argentina.
Mediante el Decreto N° 10302 del general Edelmiro
Farrell del 24 de abril de 1944, se confirmó esas
normas, y en base a investigaciones históricas se
dispuso en sus considerandos:
Que la Bandera Nacional, creada por el
General Belgrano el 27 de febrero de
1812, fue consagrada con los mismos
colores “celeste y blanco” por el
Congreso de Tucumán, el 20 de julio de
1816 y ratificada por el mismo cuerpo
en Buenos Aires, el 25 de febrero de
1818;
Que la sanción de 1818, consigna
“azul” y agrega: “en el modo y
forma hasta ahora acostumbrado”, lo
que para el General Mitre, autorizado
intérprete en esta cuestión fundamental,
significa que quedaba en todo su vigor
lo anterior sobre el color, “que
siendo la regla le sirve de
comentario”;
Que corresponde, entonces, tomar la
expresión: “en el modo y forma hasta
ahora acostumbrado”, no solo en
cuanto atañe a la forma del paño, sino
al color que tuvo presente el soberano
cuerpo de Tucumán, al expresar en 1816,
inmediatamente de las palabras
“celeste y blanca”: “de que se
ha usado hasta el presente”;
Que no debe mudarse por otro el matiz
impuesto por el benemérito creador de
la enseña patria, al inaugurar la
bandera en 1812 formada de “blanco
y celeste”, “conforme a los colores
de la escarapela nacional”, que nos
habría de distinguir de las demás
naciones;
Que este matiz del azul (el celeste) que
quiere decir azul claro como el del
cielo, fue adoptado también por el
General San Martín en 1817, al formar
la enseña capitana que recogió la gloria
del Ejército de los Andes;
Agregó además el decreto como factor decisivo las
instrucciones a Brown y Bouchard, y Que estos colores
están vinculados a la mejor tradición de España que
nos dio su religión, su genio y su lengua.
Artículo 2°.- La Bandera Oficial de la
Nación es la bandera con sol, aprobada
por el “Congreso de Tucumán”,
reunido en Buenos Aires el 25 de
febrero de 1818. Se formará según lo
resuelto por el mismo Congreso el 20
de julio de 1816, con los colores
“celeste y blanco” con que el
General Belgrano, creó el 27 de febrero
de 1812, la primera enseña patria. Los
colores estarán distribuidos en tres fajas
horizontales, de igual tamaño, dos de
ellas celeste y una blanca en el medio.
Se reproducirá en el centro de la faja
blanca, de la bandera oficial, el Sol
figurado de la moneda de oro de ocho
escudos y de la de plata de ocho reales
que se encuentra grabado en la primera
moneda argentina, por Ley de la
Soberana Asamblea General Constituyente
de 13 de abril de 1813 con los treinta y
dos rayos flamígeros y rectos colocados
alternativamente y en la misma posición
que se observa en esas monedas. El
color del Sol será el amarillo del oro.
Artículo 3°.- Tienen derecho a usar la
Bandera Oficial, el Gobierno Federal, los
Gobiernos de Provincias y Gobernaciones.
Los particulares usarán solamente los
colores nacionales en forma de bandera,
sin sol, de escarapela o de estandarte,
debiéndoseles rendir siempre el condigno
respeto.
Decreto Nº 10302/944
Ley de 1985
La última norma legal hasta ahora sancionada, con
referencia a nuestra bandera nacional, es la ley 23.208
del 25 de julio, promulgada por decreto 1541 del 16 de
agosto de 1985.
El 25 de julio de 1985 el Congeso argentino sancionó la
Ley N° 23208, promulgada el 16 de agosto de 1985,
estableciendo que el Sol de Mayo (llamado también
"Sol de Guerra") debía figurar en todas las banderas
argentinas.
Artículo l: Tienen derecho a usar la
Bandera Oficial de la Nación, el Gobierno
Federal, los Gobiernos Provinciales y del
Territorio Nacional de la Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico
Sur, así como también los particulares,
debiéndosele rendir siempre el condigno
respeto y honor.
Artículo 2: Derógase el artículo 2 del
decreto de fecha 25 de abril de 1884; y
el artículo 3 del decreto 10.302- 44, de
fecha 24 de abril de 1944.
Bandera menor, de uso civil
hasta 1985
Bandera de guerra, de uso
oficial hasta 1985,
actualmente Bandera de la
Argentina
Normativa de diseño actual
Bandera argentina flameando.
Entre 2002 y 2004 una serie de normas IRAM estableció
las características de las banderas argentinas,
incluyendo sus colores. Actualmente el diseño de la
bandera está normalizado por las siguientes normas
IRAM:
IRAM-DEF D 7679: 2002 Bandera Argentina de
ceremonia: características
IRAM-DEF D 7677: 2002 Bandera Argentina de izar:
características
IRAM-DEF D 7675: 2003 Bandera Argentina de
ceremonia: accesorios
IRAM-DEF D 7674: 2004 Bandera Argentina:
características de su confección
Los colores oficiales son el cerúleo (azul celeste) para
las franjas superior e inferior, el blanco para la franja
central, el amarillo dorado para el sol, y el castaño
para los detalles oscuros en el rostro del sol. Estos
colores se establecen en coordenadas CIELab.