Desde que a mediados del siglo pasado comenzamos a construir ordenadores, siempre hemos limitado su diseño a la electrónica. Dejando de lado algunas máquinas -en general, poco más que curiosidades de laboratorio- que utilizan la luz o los principios de la mecánica cuántica para funcionar, el resto de nuestros ordenadores basan su funcionamiento en el proceso de señales eléctricas. Sin embargo, nuestros cerebros utilizan la química para llevar a cabo su magia. Y tan mal no lo hacen: nuestras máquinas aún no logran efectuar algunas tareas que un niño de 3 años puede hacer con los ojos vendados. Un grupo de científicos, formado por especialistas de varios países, han encarado el diseño de un nuevo tipo de ordenador inspirado en la biología, y que utiliza la química para funcionar.

La base del funcionamiento de esta nueva clase de ordenadores no son los electrones que corren por circuitos de cobre o silicio impulsados por una diferencia de potencial eléctrico. El enfoque de Zauner y sus colegas se basa en la forma en que las células de nuestro cerebro intercambian datos con sus vecinas, y “procesan” la información en base a señales químicas. “Cada neurona es como un ordenador molecular,” explica Zauner. Frantisek Stepanek, un especialista en computación química del Instituto de Tecnología Química de Praga, en la República Checa, quien también cree que la vinculación de la informática y la química es muy prometedora. “Creo que este proyecto representa una oportunidad real de llevar la informática química de la etapa de concepto a la demostración práctica de un prototipo funcional,” se entusiasma. El equipo está trabajando duro para demostrar la idea funcionará, a pesar de que como se encarga de aclarar Zauner, “oficialmente, el proyecto no se inicia hasta el primero de febrero de este año, pero estábamos ansiosos que ya hemos enviado algunos lípidos a nuestros colaboradores en Polonia, quienes han demostrado son estables". Los lípidos en cuestión serán la base sobre la que funcionarán -algún día- estos ordenadores.
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