El comando sería responsable de la defensa de las redes militares estadounidenses unificando los esfuerzos de protección ante ataques informáticos bajo el mando de la agencia de seguridad nacional.
“Los riesgos vinculados a la ciberseguridad están entre los desafíos económicos y de seguridad nacional más serios del siglo XXI”, indicaba recientemente un informe de la Casa Blanca. Ataques, principalmente con fines de espionaje desde Rusia y China, según los informes.
No es de extrañar que bajo este planteamiento se esté priorizando la defensa del espacio cibernético, con una revisión de las políticas de protección informática tanto en redes públicas como privadas. Protección civil y militar intranquilizadora para algunos grupos que creen que implicará monitorización de comunicaciones y pérdida de privacidad bajo el paraguas de la “seguridad nacional”.
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