Gates, un jubilado de lujo, anda enfrascado en varios inventos y tras la solicitud de patentes tan diversas destinadas a motores electromagnéticos o barriles de cerveza pretende patentar un método para controlar y frenar huracanes.
En el proyecto de Gates, se incluye entre otros socios Nathan Myhrvold, el que fuera jefe tecnológico de Microsoft. Las patentes contemplan el despliegue de una flota de buques especializados que se colocarían en la ruta del huracán.
Parece que mezclando el agua fría profunda se enfriaría la temperatura superficial del océano reduciendo el calor de condensación que impulsa a los huracanes, reduciendo su fuerza y su periodo de vida.
La idea de reducir la temperatura del océano no es nueva según los científicos y todas se enfrentan al mismo problema de escala: la inmensidad del océano que obligaria al despliegue de miles de buques. Otro aspecto a solucionar sería el coste y la financiación, que Gates propone que fuera cubierto en su mayor parte por las compañías de seguros y por las distintas administraciones que de todas formas se tendrían que hacer cargo si llega el desastre que como en el caso del Katrina fue devastador.
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