Después de declararse culpable el año pasado, el colega enfrentaba una pena máxima bastante alta: un año en una prisión federal, una multa de 100 mil dólares y 5 años de libertad condicional. Pero afortunadamente para él, una corte de Los Angeles le asignó tres condenas bien distintas.
Tras disculparse de su delito, Cogill deberá pasar dos meses con detención domiciliaria y apenas un año de libertad condicional, lo que es muy bueno para lo que podría haber recibido. Además, para un bloguero de ley pasar dos meses sin salir de casa no es una tortura, sino casi casi una rutina.
El gran problema es su tercer castigo: Kevin deberá aparecer en una propaganda antipiratería, que será exhibida a todo el mundo en la entrega de los premios Grammy, el próximo 31 de enero. ¿De quién fue esta genial y cruel idea? Obvio, de la Recording Industry Association of America, más conocida como RIAA.
